CALBLANQUE, camino a un paraíso de playa natural...

01.12.2024

   Buenos días, buenas tardes o buenas noches, depende de vosotr@s. Hoy he colgado una obra en la sección de Fotografías con mucha edición titulada: "CALBLANQUE. Murcia". A mí me gusta mucho como ha quedado y la experiencia de la toma. Así que os la voy a contar:

   "El verano de 2018 nos llevó al Mar Menor, en Los Alcázares. Mi mujer, mi hija Marta, mi hijo Héctor y yo llegamos con las expectativas habituales de unas vacaciones familiares: sol, playa y cierta desconexión del mundo. Pero el Mar Menor no estaba para muchos baños. El agua, algo turbia, parecía un espejo opaco de lo que debía haber sido en otros tiempos. Nos resignamos, sin dramas, a la piscina del apartahotel, y un par de días buscamos refugio en la playa del faro de Cabo de Palos, donde el agua era otra cosa: cristalina, casi hiriente en su transparencia, como si quisiese recordarnos lo que el Mar Menor ya no era.

   Fue ahí, en ese contraste, donde surgió mi idea de Calblanque. Era un nombre que había escuchado mencionar como si fuese un secreto, un tesoro reservado a los que se atrevían a madrugar o desafiar las restricciones. Se podía entrar en coche, sí, pero sólo hasta las nueve de la mañana. Aquella limitación le confería un aura de exclusividad y me convencí de que valía la pena el esfuerzo. Así que una mañana me levanté antes que el sol, dejé a mi familia durmiendo y partí solo.

   El camino a Calblanque parecía diseñado para probar la determinación de los que se aventuraban allí: estrecho, serpenteante, rodeado de un paisaje que no era exactamente hostil pero sí indómito. Era el tipo de lugar que despierta en uno un extraño orgullo de haber llegado. Aparqué y fui en dirección de la palaya. EL camino que tome me resulto muy bonito y un poco especial, así que tomé mi teléfono Huawei, abrí la aplicación de cámara, enfoque el camino y disparé una foto del sendero que conducía a la playa. La imagen me pareció perfecta: los tonos cálidos del amanecer, la promesa de algo remoto, intacto. Y luego seguí andando.

   La playa, cuando llegué, cumplió su promesa. No había chiringuitos ni sombrillas alquiladas, sólo arena dorada y un agua tan pura que sentí que no debía entrar en ella, como si mi presencia pudiera contaminarla. Pero no pude resistir la tentación; me descalcé, caminé hasta la orilla y me dejé llevar. Fue un baño breve, más simbólico que otra cosa, porque la soledad, aunque buscada, siempre pesa.

   De regreso al apartahotel, con el salitre en la piel y la imagen de Calblanque aún en mi cabeza, tuve la extraña sensación de haber encontrado algo que no buscaba. No era sólo una playa, ni siquiera una experiencia. Era el recuerdo de haber estado, por un momento, en un lugar que parecía existir fuera del tiempo y del mundo."

   Espero que os haya gustado tanto la obra como su historia.

   Bye, bye my friends,

                                     nandoLARA