Guazalamanco

07.12.2024

   Buenos días, buenas tardes o buenas noches, eso depende vosotr@s. Hoy os voy a contar la historia de unas de las primeras fotos que colgué en la sección de Fotografía con ligera edición, titulada "Guazalamanco". Éste es un paraje muy recomendable para visitar en la Sierra del Pozo del P.N. de Cazorla, Segura y las Villas. La zona es muy, muy bonita os la recomiendo. Ahora os cuento como nace la foto.

   "Aquella mañana de sábado, el aire olía a montaña y promesa de aventura. Habíamos amanecido en Pozo Alcón, en casa de los abuelos, donde cada rincón parece guardar historias de tiempos antiguos. Decidimos aprovechar el día para explorar el pantano de La Bolera, un lugar que siempre nos había cautivado con su quietud y sus aguas que reflejan el cielo como un espejo. Mientras disfrutábamos del paisaje, surgió la idea de aventurarnos un poco más y visitar Guazalamanco, aquel rincón casi mágico de la Sierra del Pozo.

   El camino hasta allí, aunque algo complicado, nos animó a seguir. Con el coche, avanzamos con cuidado hasta que el terreno nos exigió continuar a pie. La cuesta inicial era empinada, tanto que cada paso se sentía como un pequeño triunfo, pero pronto la pendiente se suavizó. El murmullo del río nos acompañaba, serpenteando entre las piedras, como si nos guiara hacia algo especial. A nuestro alrededor, la vegetación era densa, fresca, casi envolvente, y la luz del sol se filtraba entre las hojas en haces dorados.

   Finalmente, llegamos al regalo final: una cascada de unos siete metros, majestuosa en su sencillez. El agua caía con fuerza, rompiendo en espuma blanca al llegar al río, y el sonido llenaba el espacio, creando una sensación de paz difícil de describir. Me detuve un momento, en silencio, observando, cogí mi móvil Nokia 1020, abrí la cámara de fotos, enfoqué con cuidado, apreté el botón de la cámara, y saqué una fotografía que trató de capturar aquella belleza, aunque sabía que ninguna imagen podría hacer justicia a lo que allí se sentía.

   Mis hijos, Marta y Héctor, correteaban emocionados, fascinados por el agua y la aventura. Sus risas resonaban entre las rocas, mezclándose con el sonido del río, y mi mujer sonreía mientras los observaba, compartiendo la alegría de ese instante. Fue uno de esos días que, sin grandes pretensiones, terminan por grabarse en la memoria, un recordatorio de la simple felicidad que la naturaleza puede ofrecer."

   Espero que os haya gustado tanto la foto como su historia de existencia.

   Bye, bye my friends,

                                      nandoLARA