La Alcazaba. Málaga

Buenos días, buenas tardes o buenas noches, eso va a depender de cuando lo leáis. Hoy he publicado una obra en la sección de Fotografía con mucha edición, su título es "La Alcazaba. Málaga". Es de una foto que le hice a mi hijo en la susodicha Alcazaba en un descanso que hizo en la visita que hicimos con mi hermano al monumento. Os voy a contar, más o menos, como ocurrió. Espero que os guste.
"Era un día soleado y animado en Málaga cuando mi hermano Chus y su mujer, Susana, llegaron de visita. Venían con un propósito concreto: gestionar un piso para que se quedara mi sobrino Juma en Málaga para su trabajo. Aprovechando su visita, organizamos una pequeña ruta cultural por el corazón de la ciudad.
Nos acompañaron mi mujer y nuestros dos hijos, Marta y Héctor, con quienes recorrimos las calles del centro, llenas de historia y vida. La primera parada fue el imponente teatro romano, un lugar que parece susurrar historias de otro tiempo. Nos detuvimos a admirar las ruinas y a imaginar cómo sería asistir a una representación allí en la época romana.
Desde el teatro, la vista nos dirigió hacia la majestuosa Alcazaba, que se alzaba imponente y serena sobre la ciudad. Decidimos subir para explorarla, y a cada paso, la sensación de adentrarnos en un pequeño mundo medieval era cada vez más fuerte. Siempre he sentido que la Alcazaba es como una versión en miniatura de la Alhambra, pero no por ello menos encantadora. Es un lugar cargado de encanto, con sus jardines cuidados y muros de piedra que parecen guardar secretos de siglos pasados.
Mientras caminábamos, Marta y Héctor correteaban emocionados, descubriendo rincones y ventanas con vistas privilegiadas de Málaga. En un momento, nos detuvimos en una patio tranquilo dentro de la fortaleza. Héctor, siempre inquieto, se sentó sobre una especie de alfeizar de ventana que sirve asiento, observando el horizonte. Algo en la serenidad de ese instante me llamó la atención. Cogí mi móvil OPPO, abrí la cámara, enfoqué, apreté el icono de disparo y conseguí la imagen inmutable de mi hijo. La luz del sol dibujaba sombras suaves sobre su rostro, y su expresión, serena y reflexiva, contrastaba con su energía habitual.
El clic de la cámara capturó el momento. Era un instante simple pero lleno de significado, como si esa escena resumiera lo que Málaga, con su historia y belleza, nos había regalado ese día: la oportunidad de detenernos, conectar con el pasado y disfrutar del presente en familia.
Cuando bajamos de la Alcazaba, con los niños aún llenos de energía y las vistas grabadas en nuestras mentes, nos despedimos del casco histórico con la promesa de volver pronto. La visita de mi hermano Chus y mi cuñada Susana había resultado ser mucho más que un trámite; había sido la excusa perfecta para redescubrir juntos una ciudad que nunca deja de sorprendernos."
Espero y deseo que os haya gustado, tanto la obra, como el relato.
Bye, bye my friends,
nandoLARA