Buenos días, buenas tardes o buenas noches, eso depende de vuestra lectura. Hoy he cargado una foto en la sección de Fotografías con edición ligera titulada como "La Verónica" . Ha sido el producto de la contemplación de la mítica Verónica de Pozo Alcón, Jaén. Como toda foto que publico tiene su propia historia, os la cuento:
"Aquella mañana del Viernes Santo, el cielo sobre Pozo Alcón se deshizo en un gris piadoso, como si hasta las nubes respetaran el paso de La Verónica. La familia Lara-Fernández —ejemplar donde las haya, aunque no precisamente unánime en sus devociones— ocupó con discreta dignidad el palco de los Rodríguez-Ortiz, cuya estirpe arrastraba siglos de misa mayor y rosario al alba.
El padre, ateo convencido por doctrina, mascaba una resignación mística mientras contemplaba el fervor impostado de su prole: su mujer, mascullaba creencias en lo místico del momento, y su hija e hijo, bendecidos con una religiosidad de Instagram, cruzaban los dedos entre selfies y miradas de reojo a los pasos, no por temor divino, sino por el ángulo de la luz para que saliera mejor en Tick Tock o Instagram.
El paso de La Verónica irrumpió con su tragedia pulida y ensayada, una mezcla de folclore y pena verdadera, con la Dolorosa derramando lágrimas que parecían más reales que las del público. San Juan suplicaba con los brazos abiertos y el Nazareno caminaba con esa lentitud sagrada que hace que hasta los móviles tiemblen al enfocar. Las saetas subían como cuchillos al cielo, desgarrando la mañana, y en el palco los Rodríguez Ortiz asentían con gravedad hereditaria, como si les perteneciera también la pena.
Fue entonces, entre verso y verso desgarrado, que el narrador —uno más entre esa procesión paralela de espectadores— vio al saltamontes. O grillo, como lo llamaba en mi niñez. Verde, diminuto, insolente en su presencia viva entre tanto rito de muerte. Estaba con autoridad en la barandilla del palco, como si también él viniera cada año a ver el paso. Sin pensarlo, saqué el móvil, enfoqué, y enmarqué al insecto junto a la Dolorosa. Fue un instante: lo profano y lo sagrado, lo mínimo y lo eterno, reunidos en una sola imagen.
Después del espectáculo, ya caído el telón de la solemnidad y del incienso, mi familia junto Felicitas buscó refugio en la espuma de unas cervezas mal tiradas donde se mezclaban los comentarios sobre los pasos con memes compartidos en grupo, y entre una tapa de lomo y otra de gambas, cada quien creyó haber sentido algo —fe, emoción, cansancio o simplemente la satisfacción de haber estado allí-, como se debe estar en Semana Santa, aunque sea por postureo. Pero al final no encontramos lugar en ninguna taberna y nos despedimos para coincidir al día siguiente en casa de la Jefa para comer.
Pozo Alcón, mientras tanto, seguía latiendo bajo el peso de sus tradiciones, y el saltamontes —o grillo— desapareció entre la madera y la multitud, acaso buscando su propio palco para el año que viene."
Espero que os haya gustado tanto la foto como su historia.
Bye, bye my friends ,
nandoLARA