Los gigantes, Hilario y Nicasia
https://youtu.be/--kVD5wty84?si=CPF9wsKLp256hV-Q

Buenos días, buenas tardes o buenas noches, eso depende de vosotr@s. Hoy he publicado, en la sección de Fotografía con Edición Ligera, una foto sacada de un pantallazo de un video que he publicado en mi cuenta de YOUTUBE, el enlace para poder verlo es el que hay bajo el título del artículo. El video lo tome para reflejar lo bien que lo pasamos en sociedad. Y como todo video o foto que realizo tiene su relato o historia:
"Si la semana pasada estuvimos en mi pueblo, donde aún resuenan los ecos de San Gregorio, este fin de semana le tocaba a Torres, el pueblo de mis suegros, Paquita y Valentín. Ya sabéis, ese lugar donde las montañas abrazan los tejados y los saludos duran más que los silencios. Esta vez la excusa era la fiesta de Los Jornaleros, y digo excusa porque en el fondo, como siempre, lo que se celebra es la comunidad, el reencuentro, y el arte de estar juntos incluso sin decir nada.
Esta fiesta, para quien no la conozca, se hunde en las raíces de la tierra. Evoca a los que se dejaron la espalda en los olivares y el alma en los surcos. Se nota que es una celebración que nace del barro, del sudor y de la necesidad de sentirse pueblo. Aquí todo el mundo colabora con aportaciones dinerarias, que suena a impuesto medieval pero es más bien una vaquita voluntaria para que los Hermanos del Señor de ese año monten el fiestón. Y no defraudan. Que si pasacalles, que si gigantes, que si dulces, que si música hasta que los pies se acuerdan de la edad.
Los gigantes, por cierto, son dos, altísimos y con cara de llevar siglos sin guiñar un ojo. No me preguntéis cómo se llaman, que los tengo en la punta de la lengua desde el viernes, ¡ah!, si, Hilario y Nicasia. Ahí estaban, caminando alegremente entre el gentío como dos jovenzuelos con zancos. Causan tanta fascinación, sobre todo a los más pequeños, que los miran con ganas de salir corriendo.
El video que acompaña este relato lo he realizado y editado yo mismo este año. Con mis manitas y mi móvil de pantalla ya más rayada que los discos de mi padre. Es el resultado de una de esas comilonas de dulces caseros que organizan los Hermanos del Señor en el parque, en el recinto de celebraciones. Aquello era un delirio de azúcar: roscos, brazos de gitano, magdalenas, caña de chocolate... Un peligro para cualquier diabético y un placer culpable para el resto de los mortales.
Yo, en mi habitual papel de insulsidez —palabro que he decidido inventar para describirme cuando no tengo ganas de nada—, no asistí al primer pasacalles. Me quedé en el parque esperando a Maribel y a los dos hormonados por la pubertad, Marta y Héctor. Hijos nuestros, por si no quedaba claro, de lo insulso que soy y del entusiasmo maternal de Maribel, que no se pierde una. Allí coincidimos con dos primos suyos, Francisco y Jesús, y su madre, tía Piedad, que es como la matriarca del clan.
Después de que el azúcar hiciera su efecto, los Hermanos del Señor dijeron que había que mover el cuerpo, y ahí vino otro pasacalles. Esta vez sí que me animé, y para no aburrirme me dije: "¿Hago una foto?" A lo que yo mismo me respondí, en tono severo: "No, Fernando —porque cuando me pongo serio, me llamo Fernando—, mejor un video". Y así lo hice. Mientras mis congéneres disfrutaban bailando, riendo y cantando, yo iba por ahí como el tonto del móvil, grabando, encuadrando y editando en caliente para subirlo a mi canal de YouTube, que tiene más videos que seguidores, pero a mí me da igual.
Porque al final, uno va entendiendo que grabar también es una forma de participar. De guardar, de honrar, de compartir. Como quien escribe en la arena aunque sepa que la marea vendrá. Así que aquí estoy, compartiendo esto con vosotr@s. Porque a veces, lo que no se graba, se olvida. Y este fin de semana en Torres, entre gigantes, azúcar y afectos, fue de los que merecen quedarse. Aunque solo sea en 1080."
Espero que os haya gustado la foto, el video y su relato. A mí sí.
Bye, bye, my friends,
nandoLARA